
Queremos amar a Dios y adorarlo con toda nuestra alma, mente y fuerzas y esto implica que anhelamos vivir una vida de adoración en la comunidad (desde lo litúrgico), en la intimidad con Dios (en nuestro hogar, o lugar secreto)

Valoramos la Palabra de Dios como nuestra única fuente de guía moral, conducta , aliento y revelación de parte de Dios para nuestras vidas, la iglesia y la humanidad.

Valoramos el amor al prójimo que se refleja como consecuencia de nuestro amor a Dios, y que Él nos amó primero.